viernes, 4 de septiembre de 2015

Books from the Crypt #82: Cantos de Maldoror

Título: Cantos de Maldoror
Títulos originales: Les chants de Maldoror
Año: 1869
Autor: Conde de Lautréamont (Isidore Ducasse)
Género: Poesía / Literatura Extraña
Sinopsis:
Obra incomprendida en su tiempo, Los Cantos de Maldoror surgieron en una época especialmente fértil e importante de las letras francesas y universales: Baudelaire acababa de publicar Las flores del mal  y Los paraísos artificiales; Rimbaud sus Iluminaciones y Una temporada en el infierno; Flaubert, Madame Bovary; Zola, Victor Hugo y Verlaine escribían, publicaban y provocaban. Este libro singular, desmesurado, impactante siempre, que alumbró en su breve vida Isidore Ducasse (1846-1870), autotitulado conde de Lautréamont, recorre sin trabas los abismos y las cumbres de la imaginación y la fantasía más exacerbadas, de tal modo que no es de extrañar que los primeros que lo reivindicaran, cincuenta años después de su aparición, fueran los surrealistas, quienes vieron en él una expresión precursora del espíritu que los animaba. La multitud y variedad de valoraciones que ha merecido desde entonces dejan traslucir una cosa cierta: los Cantos pueden suscitar diversas emociones, pero nunca indiferencia.

Crítica:
Los cantos de Maldoror son una colección de seis cantos en los que el autor relata con diversos estilos, en parte biográficos, combinando trozos dialogados con otros en donde se impone una mayor épica y acabando con un folletín en el sexto canto, vivencias y reflexiones personales con los hechos de Maldoror. Este personaje se revela como un ser cuya fealdad no es sólo física, pues representa el mal en todos sus aspectos. Este héroe negativo, satánico, afronta una continua lucha contra sí mismo, la humanidad y Dios, a quien ridiculiza en varias ocasiones.

Con un tono provocativo, predecesor de los surrealistas, plagado de disertaciones, narraciones breves y otros recursos literarios, Ducasse nos muestra a un Maldoror capaz de perpetrar todo tipo de acciones malvadas, un opuesto del ideal del hombre bueno. Para ello, y con un trasfondo muchas veces irónico y desconcertante, no duda en plagar sus cantos con imágenes y metáforas llenas de vida y que, con su manejo del lenguaje, sobresaltan al lector. Éste, además, debe hacer frente a una trama difusa, inconexa en ocasiones, que salta de un asunto a otro, pero con la constante presencia de temas y situaciones en donde abunda el sadismo, la muerte, lo lúgubre y mórbido, el misterio y la sátira descarnada.

Los cantos de Maldoror son un homenaje al mal, la locura, la muerte y la perversión, una obra poética que, con la crudeza y liberalidad de sus metáforas, imágenes y situaciones pesadillescas, sádicas y de una crueldad sin límite, impacta al lector impidiendo que este quede indiferente ante esta obra. No es una lectura sencilla ni amena, es desconcertante, provocativa, llamativa, cargada de escenas donde el protagonista, Maldoror, da rienda suelta a su maldad sin complejo alguno. Por ello, sorprende la fuerza de sus metáforas y composiciones, la brillantez de las reflexiones, los juegos semánticos y de imágenes. Incluso el sexto canto, con el folletín de corte épico en el que Dios y sus ángeles luchan contra Maldoror para salvar al adolescente Mervyn de  la seducción del protagonista, impacta por la genialidad extraña y perversa que destila.

Por ello, el lector puede encontrarse no sólo desconcertado y sorprendido por los temas tratados y la fuerza del lenguaje poético, sino asqueado y repelido por alguna de las acciones de Maldoror y su odio contra la creación y el Creador. Esta obra no deja indiferente, no da lugar a medias tintas. O se te hace incapaz de terminarla o la leerás hasta la última palabra. Se trata de una obra que fue considerada maldita y de culto, que convirtió a Ducasse en el padre del surrealismo y que fue escrita por un joven cuyo primer canto fue publicado en 1867, y la obra completa no vio la luz hasta 1869, un año antes de que muriera con tan sólo 24 años de edad.

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