jueves, 5 de noviembre de 2015

Conspiración de la polvora

Jacobo VI de Escocia, I de Inglaterra e Irlanda, circa 1604
Durante los años 1604 - 1605 se desarrolló en Inglaterra un complot conocido como la Conspiración de la pólvora (Gunpowder Plot). Fue organizado por un grupo de católicos ingleses (Thomas Wintour, Thomas Percy, Guy Fawkes, Robert Keyes, Thomas Bates, Robert Wintour, Christopher Wright, John Grant, Ambrose Rookwood, Sir Everard Digby y Francis Tresham) para matar al rey Jacobo I, a su familia y a la mayor parte de la aristocracia durante la Apertura del Estado (5 de noviembre de 1605), mediante la voladura del Parlamento, e incitar una rebelión en las Midlands.

Con esta acción pretendían iniciar un levantamiento masivo por parte de los católicos ingleses, descontentos por las severas medidas penales adoptadas contra ellos, y que finalizaría con la coronación de un rey leal al Papa. Sin embargo, una vez completados los preparativos, el Gobierno descubrió la conspiración y, tras ejecutar a la mayor parte de los conspiradores, la utilizó como pretexto para endurecer las medidas antirromanas. Muchos creen que la conspiración de la pólvora fue parte integral de la llamada Contrarreforma católica.

Antecedentes
La anterior reina, Isabel I, había mostrado una especial inquina contra los católicos leales al Papa, prohibiéndoles asistir a misa y obligándoles a acudir a los oficios de la Iglesia de Inglaterra. Esta misma monarca se había encargado de ejecutar a en 1587 a la reina de Escocia, María I Estuardo, para tratar de acabar con cualquier tentativa de rebelión por parte de los católicos. Su sucesor, Jacobo I, casado con la católica Ana de Dinamarca, siguió los pasos de su predecesora y endureció las leyes contra los católicos. No obstante, la aplicación de tales normas se hizo más laxa.

La Conspiración
Robert Catesby, Thomas Winter y John Wright se reunieron en secreto por primera vez el 26 de marzo de 1604 para planificar la forma de poner fin a la represión anticatólica. Poco después, incluyeron a un nuevo conspirador, Guy Fawkes, a quien enviaron a mantener una entrevista con el condestable de Castilla, Juan de Velasco, para buscar el apoyo español, de manera que esta nación iniciara la invasión de Inglaterra.

A medida que la conspiración se fue desarrollando, se inició a nuevos miembros en la misma, hasta completar el grupo. El plan consistía en ocultar unas cargas de pólvora en los sótanos del Parlamento. Estaba previsto hacerlas estallar durante la Apertura del Estado.

Para ejecutar el plan, los conspiradores alquilaron una dependencia en los sótanos del edificio, donde fueron almacenando hasta 36 barriles de pólvora. Estaba previsto que la ceremonia de Apertura se produjera a principios de octubre, pero una epidemia de peste la aplazó hasta el 5 de noviembre

El 26 de Octubre de 1605, William Parker, 4º Barón de Monteagle, recibió una carta anónima en la que se advertía de la conspiración. Se desconoce quien pudo ser el autor de la misma, aunque se sospecha que tal vez fuera Robert Cecil, conde de Salisbury. Éste podría conocer desde hacía meses la conspiración gracias a su equipo de espías que utilizó para detenerlos y descabezar la «hidra jesuítico-católica-romana».

El 4 de noviembre, Salisbury dio orden al jefe de seguridad para que registrase el edificio del Parlamento. Allí encontraron a Guy Fawkes ultimando los preparativos para la voladura. Historiadores afirman que no revelo los nombres de sus complices, otros dicen que sólo algunos. Sin embargo, no cabe duda alguna de que fue torturado brutalmente.

Tras esto, algunos de los conspiradores fueron capturados y ejecutados en el acto. Otros, como el propio Robert Catesby, huyeron de Londres, pero fueron poco a poco siendo apresados o asesinados por la guardia inglesa. Tresham murió poco después en la Torre de Londres. Sometidos a juicio los demás, entre ellos Fawkes, fueron ejecutados «en el mismo lugar que habían planeado demoler», frente a Westminster, siguiendo la costumbre con los traidores: «Colgándoles del cuello sin dejarles morir, seccionándoles los genitales, echándolos al fuego ante sus propios ojos y, hallándose aún vivos, destripándoles y arrancándoles el corazón antes de decapitarles y despedazarles. Luego se expondrían ante el público las cabezas clavadas en picas y serían arrojados los restantes trozos a los pájaros para su alimento». Para asistir a las ejecuciones hubo que pagar entradas como a cualquier otro espectáculo de masas.

Consecuencias del Complot de la Pólvora
Como consecuencia del fallido complot, los católicos fueron víctimas de nuevas leyes represivas: se les prohibió servir como oficiales del ejército y la armada, quedaron socialmente estigmatizados y perdieron el derecho al voto, que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX. Además, desde entonces, todos los años se encienden hogueras donde se queman efigies de Guy Fawkes, originalmente para dar gracias a Dios por impedir este acto criminal y proteger al pueblo protestante de la conspiración católica. El 5 de noviembre fue declarado «fiesta perpetua para dar gracias a Dios por librarnos de los papistas y como muestra de nuestro odio hacia ellos».

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